Tú eres quien observa.
Damos por supuesto que somos lo que observamos. Nos identificamos con nuestra biografía, nuestros recuerdos, nuestras cualidades, nuestras emociones o aquello que tampoco nos gusta ser. Es tal la identificación con lo que experimentamos que nos olvidamos que somos algo más. Reducimos nuestra identidad, dejando un vasto territorio sin explorar.
Al practicar y colocarte en la posición de testigo, comienza a suceder lo que se denomina como “desidentificación«. Empiezas a darte cuenta de que eres algo diferente a los contenidos que observas. Tienes una experiencia emocional pero no eres esa experiencia, así que no puedes ser rehén de lo que aparece en tu mente. Eres capaz de observar todo, desde una cierta distancia.
Eres ese testigo que todo lo presencia.