Afinando la Escucha
Lo que sentimos influye y determina lo que escuchamos. Si estamos a gusto, es más probable que no nos fijemos en lo desagradable y nos inclinemos por lo grato. También ocurre al revés, si estamos tristes o preocupados, captaremos fácilmente lo amenazador, dejando pasar todo lo alegre.
Esta escucha atenta establece sintonía con la otra persona, reduciendo el miedo o la irritación que pudiera haber. Recuerda que, con frecuencia, la agresividad proviene de la inseguridad, la amenaza o el miedo. La persona que se siente escuchada, por el contrario, se siente más conectada, menos en guardia y menos a la defensiva.
La escucha atenta es todo un arte y su cultivo requiere práctica. Con el paso del tiempo, aprendes a escuchar más allá de tus filtros y te abres a mensajes que, de otro modo, no puedes percibir.