Expectativas
Día 21
Te cuento una historia que aparece en un libro de Ramiro Calle:
«Era un hombre que nunca había tenido ocasión de ver el mar. Vivía en un pueblo de interior. Una idea se había instalado con fijeza en su mente: No podía morir sin ir a la costa y ver el mar. Para ahorrar algún dinero y poder viajar hasta allí, tomó otro trabajo además del suyo habitual. Ahorraba todo aquello que podía y suspiraba porque llegase el día de poder estar ante el mar.
Fueron años difíciles. Por fin, ahorró lo suficiente para hacer el viaje. Tomó un tren que le llevó hasta las cercanías del mar. Se sentía entusiasmado y gozoso. Llegó hasta la playa y observó el maravilloso espectáculo. ¡Qué olas tan ágiles ¡Qué espuma! ¡Qué frescura! Se acercó hasta el agua, cogió una poca con la mano y se la llevó a los labios para degustarla. Entonces, muy desencantado y abatido, pensó:– ¿Qué decepción! !Qué pena que pueda saber tan mal con lo hermosa que es!»
Una de las consecuencias de la práctica del Mindfulness, de vivir el presente, es que el futuro no está coloreado por esa felicidad prometida, sino que simplemente se va viviendo lo que traiga en ese momento. Desaparece así, en cierta medida, el miedo, el ansia, el sufrimiento por lo incierto. Se practica y se mantiene la satisfacción en el presente tal y como acontece sin colocarle una etiqueta de bueno o malo. Es lo que es.
Se puede decir que es una actitud sin expectativas. Quiero matizar esto: en la vida hay que hacer planes y se marcan objetivos de las acciones que se realizan. Sin embargo, se trata de no condicionar nuestra satisfacción o felicidad a que todo ello ocurra. Se trata de mostrar apertura a todo lo que pueda suceder. No condicionar nuestro bienestar a conseguir o no, lo que pretendemos.
Una actitud libre de expectativas, trata de actuar sin apegarse al resultado de nuestras acciones. No mirar hacia el futuro con esa necesidad de un utópico ideal. Porque el control no existe. Lo dicho, se puede planificar pero no se puede controlar, así que estar en disposición de modificar la hoja de ruta.
Cuando la actitud es de apertura, de recibir lo que nos depara el día, la semana, la vida, entonces lo inesperado se vuelve como un regalo, como un reto, como una oportunidad. Y, paradójicamente, es más probable que el logro llegue porque no se ve condicionado por la preocupación y el miedo que pudiera acaparar nuestra mente. Actuar sin expectativas genera espontaneidad y creatividad.
Permanece con atención puesta en las expectativas. En este día 21, fíjate en si buscas resultados concretos con tus acciones: con tu familia, en las relaciones, en tus quehaceres, en tus proyectos, en los planes de ocio.
Puedes recurrir a tu inteligencia interior para diferenciar la planificación, agenda y logística necesaria, de las expectativas.
Cuando realices la acción, concentra tu energía en ella, en el presente. Suelta el afán por obtener resultados concretos. Suelta las expectativas.
Observa tu motivación: ¿Es libre, nace del interior o es esclava de los resultados?
Recuerda la historia. ¿A qué tiene que saber el agua del mar, para que pueda ser admirado?
Carmen dice
Hola Geni. La verdad es que tendemos a planificar cosas y mucjas de ellas tienden a no salir, como si quisiéramos tener controlado el futuro en un momento dao, y claro cuando no sale ,viene la decepción , rabia etc. Hay cosas también, que a pesar de tener en la mente llegan inesperadamente y pueden dar mucha alegría.un abrazo.
Generosa Lombardero dice
Hola Carmen. Claro que hay que planificar y planear, la logística es importante, sabiendo que la vida tiene sus propios planes (como podemos ver claramente, en estos momentos). Así que cuando tenemos eso claro, es mucho más fácil bajarse del «pretendido control» y volver a la vida en sí. Y por supuesto, cuando dejamos de atormentarnos porque «nuestra expectativa» no se ha cumplido, podemos descubrir que lo nuevo también es interesante. La vida no es difícil, la vida es intensa. Un abracito, Carmen.
Verónica dice
Hola Geni, mil gracias por todo este amor que pones en cada una de tus reflexiones.
Hoy me recordaste esta parte tan importante de desapegarse del resultado.
En mi caso, cuando me aferro a la expectativa, me pierdo del camino por estar enfocada en el resultado. Hago entripados cuando las cosas no van como esperaría 🙄 y obvio, además de frustración y desencanto me pierdo del presente y sus regalos.
Y me viene a la mente este pensamiento: La felicidad no está en la meta, sino en cada instante del camino recorrido. ❤️
Generosa Lombardero dice
Hola Verónica. La vida es, por sí misma, una meditación. Nos damos cuenta que estamos enredamos en la expectativa y volvemos al presente; nos damos cuenta que nos sumergimos en la frustración y volvemos al regalo de sentir; nos damos cuenta que nos invade el desencanto y nos bajamos a la aceptación de lo que hay. Darse cuenta y…soltar. Un abrazo de corazón y muchas gracias por tu comentario.