Placer y Disfrute
Día 23
Nuestra mente está diseñada para alejarnos del dolor y acercarnos al placer. De eso trata en todo momento, trata de protegernos y, sin embargo, el deseo puede convertirse en una trampa de la que deseamos muchas veces salir.
Ocurre en la maravillosa etapa del enamoramiento intenso, somos capaces de dejar la vida para el disfrute del amor. Y este deseo puede dificultar la razón, hasta el punto de tomar decisiones que, a posteriori, puedan parecer menos ideales. Hacer deporte es muy saludable pero cuando es inevitable parar, eso hace sentirse en desgracia. Comer un bombón es muy placentero. El deseo unido al placer se confabulan ante la caja entera y, la reacción puede no ser precisamente sana.
Nos gusta estar bien, nos gusta prosperar, nos gusta tener bienes y salud. El ser humano tiene deseos y somos parte de ello, porque nacemos de ahí. Por mucho placer que algo nos produzca, la sensación de estar indefectiblemente unido a eso puede crear algo que limite enormemente.
La cuestión clave es la rigidez con la que sujetamos eso que nos agrada y la ansiedad que mostramos cuando la vida nos presenta algo diferente. Deseamos la salud y nos aparece enfermedad. Deseamos trabajo y aparece un despido. La vida decide qué se presenta ahora. Siempre estamos bailando con la vida y ella decide el ritmo. Todo consiste en adaptarnos a lo que toque. Sin seguir deseando aquello que ya pasó. O condicionar nuestro disfrute a que suene determinada música.
Disfrutar puede ser más parecido a: si lo tengo, bien; y si no….también.
Tenzin Palmo, una monja budista con una vida muy interesante, que invito a investigar, lo dice de una manera muy bella: “ No tiene nada que ver con renunciar al deseo, ni al disfrute. No es un cambio externo, es un cambio interno. El cambio entre sostener las cosas fuertemente y sostenerlas con liviandad”
A lo largo de esta jornada presta Atención a lo que deseas y a lo que evitas. A cómo deseas y cómo evitas. Seguro que, en el día, aparecen un montón de oportunidades para ello.
Puede que llegues a sentir el deseo como algo tenso o incómodo. Observa el dolor emocional que produce el no conseguir lo deseado: frustración, decepción, desmotivación, desesperación…
Siente el deseo y sostenlo con liviandad. Observa si el disfrute es mayor sin la presión de la rigidez. Puede ayudarte la frase: Si lo tengo, bien; y si no…también.
Clara mazza@yahoo.com.ar dice
Que oportuno viene tu mensaje Generosa…tenemos que aprender a soltar…de lo contrario no vamos a. llegar a conocer nada más, sosteniendo algo que ya cumplió su ciclo y que nos ata al pasado. Gracias Generosa. Clara, desde Argentina
Generosa Lombardero dice
Hola Clara. Soltar es lo más importante. Soltar el control, soltar la tensión, soltar el querer saber, soltar…para confiar. Y soltando…todo se va dando, de manera fácil. Yo ahora estoy practicando con mi trastero. Suelto las cosas y veo cómo la mente me tiende sus trampas. Un saludo Clara.