Cultivar las emociones como si fueran lechugas, puede resultar un sinsentido. Sin embargo es un símil muy útil.
Las emociones surgen, simplemente nacen para ser, es cierto. El ciclo vital de cada emoción se alarga y perpetúa, como hábito, al activarlo inconscientemente.
Cada vez que surge la emoción esta lanza una química determinada al torrente sanguíneo, esta química se regula de manera natural. Pero, en la medida que nosotros colaboremos con situaciones, palabras, pensamientos o recuerdos a mantener esa emoción, nos hacemos adictos a esa química y se convierte en un estado emocional.
Imagínate en un grupo donde todos compartís un tema central; donde la queja y la crítica es el caldo de cultivo. Después de un tiempo sientes la influencia de las palabras, la situación y la visión, con lo que aparecerá el enfado, la rabia o la desmotivación.
Si en cambio, compartes planes llenos de entusiasmo, tu realidad y la de tu torrente sanguino también recibe esa química activa y abierta.
Eres permeable y todas las semillas emocionales que posees, puedes activarlas con las condiciones adecuadas.
Escuchar Unidad . . .
Sin permanencia ni períodos mínimos.
Accede a todos los Módulos desde el primer momento.
Puedes ver las unidades y prácticas tantas veces como quieras